Las drogas interfieren en la forma en que las neuronas envían, reciben y procesan las señales que transmiten los neurotransmisores. Algunas drogas, como la marihuana y la heroína, tienen la capacidad de activar neuronas porque su estructura química es similar a la de un neurotransmisor natural del organismo; ello permite que se adhieran a las neuronas y las activen. Si bien estas drogas imitan las sustancias químicas propias del cerebro, no activan las neuronas de la misma manera que un neurotransmisor natural y provocan el envío de mensajes anormales a través de la red.
Otras drogas, como la anfetamina o la cocaína, pueden hacer que las neuronas liberen cantidades anormalmente altas de neurotransmisores naturales o que, al interferir con los transportadores, eviten el reciclamiento normal de estas sustancias químicas del cerebro. Ello también amplifica o altera la comunicación normal entre las neuronas.
¿Qué partes del cerebro afecta el consumo de drogas?
Las drogas pueden alterar zonas importantes del cerebro que son necesarias para funciones vitales y pueden impulsar el consumo compulsivo propio de la drogadicción. Las zonas del cerebro afectadas por las drogas incluyen
Los ganglios basales
Cumplen una función importante en las formas positivas de motivación incluidos los efectos placenteros de actividades saludables como comer, interactuar socialmente o tener actividad sexual y también participan en la formación de hábitos y rutinas. Estas zonas constituyen un nodo clave en lo que a veces se denomina el circuito de recompensa del cerebro. Las drogas generan hiperactividad en este circuito, lo que produce la euforia que se siente al consumirlas. Pero cuando la presencia de la droga se repite, el circuito se adapta y disminuye su sensibilidad, lo que hace que a la persona le resulte difícil sentir placer con algo que no sea la droga.
La amígdala extendida
Cumple una función en las sensaciones estresantes como la ansiedad, la irritabilidad y la inquietud, las cuales son características de la abstinencia una vez que la droga desaparece del sistema y motivan a la persona a volver a consumirla. A medida que aumenta el consumo de la droga, este circuito se vuelve cada vez más sensible. Y con el tiempo, una persona con trastorno por consumo de drogas no las consume ya para lograr un estado de euforia, sino para aliviar temporalmente ese malestar.
La corteza prefrontal
Dirige la capacidad de pensar, planificar, resolver problemas, tomar decisiones y controlar los propios impulsos. Esta es también la última parte del cerebro en alcanzar la madurez, lo que hace que los adolescentes sean los más vulnerables. Los cambios en el equilibrio entre este circuito y los circuitos de los ganglios basales y la amígdala extendida hacen que una persona que sufre de un trastorno por consumo de drogas busque la droga en forma compulsiva y tenga menos control de sus impulsos.
Algunas drogas, como los opioides, también alteran otras partes del cerebro, tal como el tronco del encéfalo, que controla funciones indispensables para la vida—entre ellas la frecuencia cardíaca, la respiración y el sueño—. Esta interferencia explica por qué las sobredosis pueden debilitar la respiración y causar la muerte.
¿De qué manera producen placer las drogas?
El placer o euforia el high que se siente al drogarse no está muy bien comprendido todavía, pero probablemente incluya oleadas de compuestos químicos que envían señales, entre ellos los opioides naturales del organismo (endorfinas) y otros neurotransmisores en zonas de los ganglios basales (circuito de recompensa). Al consumirlas, ciertas drogas pueden generar oleadas de estos neurotransmisores mucho más grandes que las ráfagas más pequeñas que se producen naturalmente en conexión con recompensas sanas, como las de comer, escuchar o tocar música, emprender actividades creativas o interactuar socialmente.
En un momento se pensó que las oleadas del neurotransmisor dopamina que producen las drogas era la causa directa de la euforia, pero los científicos ahora consideran que la dopamina tiene más que ver con hacernos repetir las actividades placenteras (reforzar la conducta) que con la producción directa del placer. (Nih,2020)
Algunas de las consecuencia de consumir sustancias psicoactivas son:
1. Problemas familiares, relacionales y sociales: Son bastante frecuentes independientemente del tipo de drogas que se consuman. Pudiendo perder amistades e incluso el trabajo.
2. Alteración del humor: Destacable en las horas posteriores al consumo. A largo plazo la personalidad de muchas personas puede verse muy afectada.
3. Ansiedad e insomnio: Es muy habitual para las personas que consumen drogas con frecuencia sufrir ansiedad y alteraciones del sueño. El éxtasis o la cocaína pueden generar ansiedad nocturna o pesadillas.
4. Aislamiento: Es una consecuencia directa del abuso de drogas. Los consumidores pueden llegar a vivir por y para la droga. De esta manera, dejan su higiene y apariencia física descuidadas.
5. Problemas respiratorios: Los efectos secundarios de algunas sustancias incluyen dolores en pecho y pulmones o depresión respiratoria. Aumenta el riesgo de sufrir neumonía y serios problemas de salud pulmonar.
6. Desajustes neuroquímicos en el cerebro: Con el consumo de drogas se producen cambios neuroquímicos y funcionales permanentes en el cerebro de los adictos. Por ello, se puede producir pérdida neuronal y problemas neurodegenerativos.
7. Problemas cardiovasculares: Las drogas alteran el funcionamiento normal del corazón. Se produce una variación de la presión arterial que puede conducir a ataques cardíacos, infecciones en los vasos sanguíneos y otros problemas cardiovasculares.
8. Defectos en el embarazo: El abuso de sustancias psicoactivas deteriora la salud tanto de la madre como del niño. Por lo tanto, se relaciona con bebés prematuros y subdesarrollados, defectos de nacimiento y problemas de aprendizaje. entre otras consecuencias negativas.
"Las drogas son las enemigas del futuro y de la esperanza, y cuando luchamos contra ellas luchamos por el futuro". Bob Riley
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