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Luz de gas: cómo identificar esta forma de maltrato psicológico

El maltrato psicológico luz de gas debe su nombre a la película Gaslight, de George Cukor, y consiste en hacer creer a la víctima que la realidad que vive es falsa y que esa distorsión puede ser debida a fallos en la memoria o alteraciones mentales. Un problema muy sutil, difícil de detectar, tanto por parte de quien la sufre como por su entorno cercano. Es un proceso continuo con graves consecuencias para la persona maltratada.


La película muestra de forma clara este tipo de violencia, donde un hombre acaba modificando la percepción de su mujer sobre la realidad hasta inducir un estado de locura. Manipula también la relación entre ambos y le repite de forma constante que exagera, que hay hechos que nunca se han producido y, por supuesto, que está loca.


Este tipo de maltrato en ocasiones aparece combinado con la violencia física, o como un antecedente de la misma. Anulada la autonomía y la estabilidad mental de la víctima, aparece una espiral de maltrato de la que es muy complicado salir, especialmente cuando los primeros signos no pueden ser identificados fácilmente.


Finalmente, el término Luz de Gas fue tomado por la psicología para referirse a un tipo de manipulación psicológica.


¿Cómo hace luz de gas el manipulador y cómo afecta a la víctima?

Haciendo Luz de Gas el manipulador lleva a un otro a dudar de sus pensamientos, criterios, opiniones y hasta de la propia realidad. Lo culpabiliza y responsabiliza de lo que sucede en el vínculo o situaciones, acabando la persona en el peor de los casos con una gran sensación de confusión, total vulnerabilidad e incluso de locura con respecto a lo que está pasando.


El manipulador persigue confundir a la otra persona para someterla a sus razonamientos y criterios, dominarla y dejarla indefensa y dependiente. Desde un abuso de poder y desigualdad priva a la otra persona de sus capacidades de criterio y decisión para un beneficio propio.


Se trata de un gran perpetrador que hace a la otra persona una víctima dependiente.


Lo difícil de estas situaciones de manipulación es que son sutiles en el tiempo y se producen dentro de un vínculo estrecho, donde además de estar dándose la manipulación, hay cuidado, cariño, protección… Es lo que llamaríamos seducción-agresión encubiertas.

Suele darse en muchos tipos de relación, paterno filiares, fraternales, de amistad, de pareja…


La víctima debido al vínculo de “confianza” que existe suele tener dificultad para identificar que está siendo de alguna manera confundida, pudiendo llegar incluso a justificar al agresor de sus comportamientos con explicaciones del tipo “es para protegerme”, “cuidarme” , “mirar por mí”, “se preocupa por mí”, “es por mi bien”.


Como vemos, las consecuencias de la manipulación de Luz de Gas continuada en el tiempo son el cuestionarse constantemente sobre sus capacidades, percepciones, decisiones y su lucidez. Suele pedir permiso y perdón constantemente, culpabilizarse, aislarse y dejar en manos de los otros sus capacidades, ya que la falta de realidad le generan una terrible ansiedad y confusión a la hora de expresar su subjetividad.


Si la persona víctima de Luz de Gas en algún momento trata de expresar su criterio u opiniones diferentes, el manipulador, mediante el chantaje emocional, tratará de culpabilizarla, darle la vuelta e incluso amenazar con romper el vínculo, mostrándose como una víctima sufriente y negando la experiencia de la otra persona... Cuanto más tiempo haya pasado en la relación con esta dinámica mayor será la vulnerabilidad de la víctima y por tanto más eficaz será la Luz de Gas.


El manipulador es alguien con rasgos psicopáticos, no respeta la individualidad ni la diferencia del otro, se vincula desde lugares de posesión y anulación, es un gran dependiente en realidad. No hay mayor dependiente que aquel que necesita que le necesiten para “ser”.


Signos que podría indicar que una persona esta sufriendo luz de gas


  • El maltratador repite de forma constante que estás loca, que estás perdiendo la cabeza o que deberían encerrarte.

  • Quien ejerce el abuso, da la vuelta a las situaciones y se sitúa como víctima de todo lo que haces.

  • Aparece siempre la culpa y el resentimiento. Esta culpa suele ser inducida por el maltratador. Convence a la víctima de que es responsable de que todo salga mal.

  • La víctima tiene sensación de irrealidad o despersonalización, llega a dudar de la propia realidad. Esto no aparecía antes de conocer a la persona que ejerce el gaslighting (luz de gas).

  • Nunca la víctima tiene la razón: se esfuerza en llevarle siempre la contraria, incluso en temas banales.

  • Ataca de forma verbal o física las cosas que tiene valor para la víctima.

  • Mienten de forma desvergonzada. De hecho, cualquier cosa que vaya en contra dirá que es siempre mentira.

El vínculo que se establece entre víctima y maltratador se presenta como premisa para que los signos sean difícilmente reconocibles. Además, hay que sumar que es un maltrato que puede enmascararse, hacerse únicamente en privado y no ser evidente para ninguna persona que lo esté viviendo. El poder es tan grande que la persona maltratada se convence de que no llega a percibir correctamente la realidad. Esta forma de maltrato tan peligroso debe ser siempre identificado para poder poner una solución.



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